« La felicidad en el amor es a veces una
bendición, pero por lo general es una conquista»
Paulo Coelho
El ego mira el amor como un crimen. Intenta convencernos de que decir si al amor es algo peligroso, que lleva consigo un sacrificio injusto y algunas veces doloroso. Cree que asentir nos convertirá en el chivo expiatorio de otras personas. Para el ego, el amor es debilidad, en cambio, para el Espíritu el amor es fuerza.
Al inicio de nuestras vidas, estábamos perfectamente programados para asentir. De este modo, estábamos conectados con un mundo rico, lleno de hechizo y de milagro. Diciendo si a lo que es, crecimos hasta poder valernos por nosotros mismos.
Al mismo tiempo, nos enseñaron a pensar de forma antinatural y a entrar en contradicción con lo que somos. Pensamos en términos de competencia, lucha, enfermedad, recursos finitos, limitación, maldad, culpa, muerte, escasez y pérdida, y como empezamos a pensar en estas cosas, empezamos a conocerlas.
Nos enseñaron que tal como somos no valemos lo suficiente. El amor es eso con lo que nacimos, el miedo es lo que hemos aprendido. El viaje del héroe es la travesía de asentir el amor en nuestras vidas. El amor es el hecho existencial esencial.
Tener plena conciencia de él, tener la vivencia del amor en nosotros y en los demás, es el sentido y propósito de la vida. Tener otro propósito no tiene sentido, es contrario a nuestra naturaleza, y finalmente nos hace sufrir. Sobrevaloramos lo que percibimos con nuestros sentidos físicos, y subvaloramos lo que, en nuestro corazón, sabemos que es verdad.
Los sentidos físicos no pueden percibir el amor, el amor exige una «visión» diferente de aquella a la que estamos acostumbrados, una forma diferente de conocer, de pensar. El amor es el conocimiento intuitivo de nuestro corazón y solo se alcanza mediante la sensibilidad.
Un antiguo recuerdo de este amor nos persigue continuamente, pidiéndonos por señas que regresemos. Es por eso que el lenguaje del amor son la poesía, la música, las imágenes, la danza y todo lo que despierte y fortalezca esa sensibilidad en nosotros.
El amor no responde a las leyes materiales pues es energía. A pesar de que no tiene que ver con el mundo físico, puede expresarse. La experiencia que de él tenemos es la de la bondad, la entrega, el perdón, la compasión, la paz, el júbilo, la negativa a juzgar, la unión, la valentía, la intimidad y el asentir.
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